Poema de Juan Ignacio González

Llueve,
con íntima quietud sobre los lienzos,
persiste la neblina.

Un árbol se retuerce en dura
geometría hacia lo alto
y luego cae en ramas reverentes
en cadencias polícromas al agua.

El cáñamo se puebla del paisaje
de la estación total de los poetas.

Brilla el follaje mágico
entre la luz difusa
de este silencio, Víctor, de esta
calma.

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